Imperialismo cultural-comercial Yankee y fuga de cerebros

Estados Unidos es un país bien raro. Es básicamente un imperio pero que pretende que no lo es. Por su ethos liberal-republicano no puede aceptar ser otra cosa que una nación de individuos fuertes y libres que se auto gobiernan y cuyos valores son justamente esos, la limitación colectiva del poder y la libertad, de hecho, algo asi como “la libertad, prosperidad y búsqueda de la felicidad”, así que es imposible que sean un imperio, no señor. Lo peor es que a veces pareciera que es así. Si ok, van y revientan el medio oriente, pero realmente no anexan territorios, en buena conciencia no se puede acusar al gobierno gringo de ir y “quedarse con el petroleo” (o las bananas) de donde sea.

Sin embargo, Estados Unidos ES un imperio. Un imperio que no anexa territorio a través de su gobierno o sus planes de gobiernos, pero si a través de sus corporaciones comerciales. Un imperio que no va por decreto impero-estatal a esparcir su religión (o religiones) pero que lo hace a través de cosas como el cine, Netflix o sus benditas ONGs.

Este imperialismo cultural ha hecho que nuestra percepción de como somos no venga de un proceso reflexivo sobre nuestra propia historia sino explicativo de allá. La mayoría de los hispanos creemos que siempre hemos estado “atrasados” y siempre hemos sido pobres mientras que los gringos al parecer siempre han sido ricos y avanzados. Pero eso es una tontería comparada con el otro efecto mas pernicioso de este imperialismo: la “fuga de cerebros” de nuestros países.

Nuestra élite está enamorada de EEUU y sus tonterías. La mayoría de los ricos van y mandan a sus hijos a estudiar a EEUU sea una maestría o un pre grado y estos niños regresan con todos los cuentos y narrativas de la sociedad yankee implantadas en sus fértiles mentes y pues, caramba tienen que venir a “arreglar” muchos de los problemas de acá, “arreglar” en la mayoría de los casos quiere decir “des-hispanizar” o “des-catolizar” con ONGs. Eso es cuando regresan, a veces cuando son personas realmente útiles y valiosas pues no regresan, se quedan allá para hacer aun más rica y más “avanzada” esa sociedad. Piensa que cada vez que lees una de esas historias de algún peruano o chileno o mexicano o venezolano que tuvo algún gran logro científico o comercial o académico en el exterior y te lo quieren vender como razón de orgullo nacional lo que en verdad te están diciendo es que un compatriota brillante tuyo no está ayudando a su país sino a otro.

Entonces, el imperialismo cultural yankee no es solo ver el mundo y la historia como la ven ellos incluyendo como nos ven ellos a nosotros, sino que es intercambiar mentes brillantes y personas trabajadoras por titulares de periódico.

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