Veganistas: morenazis bolivianos conspiranoicos

Un fantasma ronda Sudamérica: es una especie de Frankenstein esotérico que engaña bobos con mayor rapidez que cualquier político socialista del siglo XXI. Es un refrito de fantasías europeas, pero modernizado y ‘adaptado a los tiempos actuales’. Es el Movimiento Veganista Emergente (MVE), y ha venido para quedarse… a hacer el ridículo.

¿Cómo resumir esta ideología? Marcianitos arios paganos. ¿Cómo desglosarla? Todo parece indicar que es una mescolanza de muchas cosas, pero no tiene nada que ver con el veganismo que conocemos. El veganismo como costumbre alimenticia implica no comer carne ni derivados de la leche, mientras que este veganismo es de la Virgen de la Vega, un raro invento esotérico al que los del grupo rinden culto. Los que practican lo primero se denominan veganos, mientras que los que hacen lo segundo son veganistas.

Es increíble que hasta ahora no haya un solo artículo publicado en Internet donde se desmonte esta farsa a detalle y en profundidad; probablemente por no seguir el lema ‘no hay mala publicidad’. Sin embargo, ante la caída de los incautos y el mandato católico de salvar almas, se hace más que necesario desmontar esta patraña conocida como veganismo. Es más, incluso ateos y agnósticos tienen motivos de sobra para oponerse a semejante estafa intelectual.

El ‘pontífice hiperbóreo’

Luis Felipe Moyano, el ‘pontífice hiperbóreo’.

Así es como llaman los veganistas a Luis Felipe Moyano (1946-1996), apodado Nimrod del Rosario, un escritor argentino que creó la ‘sabiduría hiperbórea’, esoterismo inspirado en las SS alemanas. Fundó la Orden de Caballeros Tirodal de la República Argentina (Octra), grupo que divulgó su doctrina con el apoyo de su madre, Rosalía Taglialavore (apodada ‘María’).[1]

A principios de los años setenta, Moyano acompañó a una misión a la Antártida para sentar una base de operaciones del ejército argentino. Ahí conoció a Miguel Serrano, filósofo esotérico chileno que ayudó a que nuestro muchacho produzca sus masturbaciones mentales. Más adelante, su curiosidad por el revisionismo histórico lo llevó a investigar autores como Jacques de Mahieu y Federico Rivanera Carlés, entre otros, al punto de intercambiar correspondencia con algunos de ellos.

Su grupo, la Octra, asegura que Moyano publicó más de 20 libros, pero solo se conocen 3 de ellos: El misterio de Belicena Villca, Fundamentos de la sabiduría hiperbórea y Tratado mágico esotérico. Su madre lo motivó a escribir el libro sobre Belicena Villca, una historia en la que supuestamente la Virgen María reveló mediante unas cartas el destino fatal que deparaba a Hispanoamérica y el modo de prevenirlo. Los veganistas alegan que la historia fue corroborada por la Iglesia Católica, lo cual es totalmente falso, porque no hay una sola declaración del clero que avale semejante pavada.

El libro es una gran asquerosidad que desde ya debería ser ignorado por toda persona con sentido común, pues habla de «la esclavización de los espíritus por Jehová Satanás y la lucha de Lucifer por liberarlos». Nada que venga de la boca de un luciferino puede ser tomado en cuenta. El libro mezcla catolicismo con mitología nórdica pagana e hinduismo, haciendo referencia a brahmanes, kshatriyas y sudras.

Según una leyenda popular, en el año 711, los cristianos que escapaban de los musulmanes desde La Vega (Granada, España), y llevaban con ellos una imagen de la Virgen María, patrona de los agricultores. Esta virgen lleva espigas de trigo en una mano, en representación del trabajo honesto de los agricultores, y en la otra lleva al niño Jesús, que forma una V con sus dedos índice y medio. Inspirados por este mito, los veganistas pidieron al escultor Agapito Céspedes que talle la imagen de esta virgen en madera, lo cual aceptó; el tallado actualmente está en la ciudad de Cochabamba.[2]

El veganismo

El fundador del veganismo bolliviano en su juventud.

Es aquí donde surge la figura de un loco que recopilaría todo ese material para convertirlo en una bola masticada de las más grandes sandeces dichas por un hispanoamericano. Este es Pablo Adolfo Santa Cruz de la Vega, nacido en la ciudad de La Paz en 1973.[3] Es casualmente sobrino de Óscar Únzaga de la Vega, líder nacionalista católico fundador de la Falange Socialista Boliviana, que no tiene absolutamente nada que ver con el veganismo en cuestión de ideales.

Pablo Adolfo comenzó estudiando el lado esotérico del nacionalsocialismo alemán en su adolescencia, etapa en la que se obsesionó con la Segunda Guerra Mundial y con la gnosis, en la que lo introdujo un tío suyo. Conformó bandas de pop rock y escribió sobre revisionismo histórico en sus tareas universitarias, y llegó a licenciarse en Derecho con posgrado en Educación Superior. A sus 32 años conoció  los 2 libros clave de Moyano, el de Belicena Villca y el de la sabiduría hiperbórea.

La idea de difundir el esoterismo lo llevó a viajar a la Argentina junto a su tío para encontrarse con la madre de Moyano, pero fracasó en el intento. Luego, en 2008 publicó Veganismo: la muralla de los invisibles, obra que germinaría el movimiento esoterista posterior. Al año siguiente fue docente universitario en La Paz y al año siguiente publicó Metaética: psicología social.

Fue el 10 de noviembre de 2009 que fundó el Movimiento Veganista[4], evento que incluyó la presentación de la ‘Virgen de Agartha, ama de los andes’ tallada en madera, más conocida como Virgen de la Vega, ‘patrona de los agricultores’; esto ocurrió en el Museo de Etnografía y Folclore de La Paz. Desde entonces, Pablo Adolfo ha ido sumando apoyo de otros loquitos en Colombia, Panamá, Chile, Perú, Brasil y Guatemala.[5] También lo ha hecho en su mismo país, entre cuyos personajes organizadores están incluidos adultos de avanzada edad, como Ramiro Zapata, Silvia del Carpio, René Calani, Germán Grundy y Jacqueline Saiquita.[6]

En 2010, se publica el Manifiesto Veganista, libro que describe la ‘estrategia psicosocial de liberación colectiva’ del movimiento. Los veganistas se ufanan de ser la ‘primera agrupación de Tercera Posición organizada en Bolivia’ (un puesto que en realidad le corresponde a la falange socialista) y de aplicar la metapolítica en su actividad difusora. Lo cierto es que la ideología veganista no es más que demagogia de muy mal gusto orientada a teóricos de la conspiración y ávidos lectores de blogs aleatorios en Internet.

Difusión nacional

Su uniforme fascistoide.

Con su libro sobre metaética, Pablo Adolfo impulsó en 2009 la Editorial de la Casa de Tharsis, casa de libros revisionistas artesanales que hasta hoy llegó a publicar más de 40 títulos, según asegura. En febrero de 2012, Pablo Adolfo lanza su libro Proyecto Ovnis: la base antártica, lo cual le da vía libre para tratar abiertamente el tema tabú del nacionalsocialismo alemán, pero adornado con ufología y esoterismo para presentarlo como curiosidad de museo y hacerlo más digerible.

En 2011, el diario La Razón, uno de los periódicos líderes en Bolivia, publicó un artículo sobre ellos (que eliminó en su versión web, quizás por vergüenza). Aquí se aseguraba que la fecha de inicio del veganismo fue el 15 de julio de 2009, con la fundación de la Falange Veganista.[7] Para 2011, se había designado como líder de la división veganista de La Paz a Mauricio Gámez Molina, a sus 23 años.[8]

Silvia del Carpio, miembro del movimiento, relató que conoció a Pablo Adolfo en un minibús, y luego de charlar un buen rato, él le regaló un libro que ella pensó que era sobre vegetarianismo. Ese libro la motivó a indagar en temas desconocidos y a reforzar la desconfianza que sentía hacia los gobiernos.[9]

Difusión internacional

Veganistas chilenos: exportando la conspiración.

A diferencia de lo que afirman algunos medios, como Crónica Directo[10], el veganismo parece tener cada día más impacto y aceptación en el público Hispanoamericano. Esto es natural, debido al contexto de desconfianza en las democracias que ha surgido en la región desde hace algunos años. Se han popularizado grupos y plataformas disidentes muy radicales en todos lados, desde el Fachocast en México hasta TLV1 en Argentina.

En noviembre de 2018, una cuenta veganista recién creada en Twitter publicó un tuit que tuvo cierta repercusión internacional.[11][12] La nota de prensa señalaba el origen esotérico del movimiento, basado en el libro sobre sabiduría hiperbórea publicado en 2005 y que definía un nazismo místico.

Este grupo llegó a sentar presencia en México, con Jorge Bolaños como representante, quien poco después rompió vínculos con el grupo para dirigir otro llamado Acción Estratégica de México. En 2012, los veganistas retomaron fuerza en México y trataron de aglutinar a otros nacionalistas bajo un Movimiento Integralista Americano. El grupo consiguió el visto bueno de Salvador Borrego, autor revisionista de varios libros sobre política y la Segunda Guerra Mundial, quien aprobó que su editorial, Casa de Tharsis, publique varias de sus obras.[13]

En septiembre de 2011, un joven llamado Manuel Miranda fue designado como líder del Movimiento Veganista en la provincia del Chubut en Argentina. Para entonces, Miranda había subido un video a YouTube donde llamó a rescatar ‘valores perdidos por la sociedad’ y llevaba puesto el uniforme veganista. Detrás de él mostraba imágenes de la Virgen de la Vega y una bandera argentina con la runa veganista. [14]

El grupo logró contacto con la división del movimiento en Río de la Plata, dirigida por David Roldán. Este último aseguraba que los veganistas eran ‘nacionalistas patrióticos’ y que estábamos ante un fin de la historia. También detallaba que el movimiento se oponía a la ‘sinarquía internacional’ y a los países imbuidos en el materialismo judaico, como EEUU, Gran Bretaña e Israel.[15]

Andrea Victoria Cano

Andrea Victoria Cano.

Descendiente de agricultores y literatos, la escritora y ufóloga Andrea Villanueva Victoria Cano nació en Cali (Colombia) en 1975. Se integró a una división de rescate del ejército colombiano y a sus 17 años comenó a publicar libros. Desde los 22 años militó en grupos neonazis de su país y de EEUU. Supuestamente obtuvo la licenciatura en dos carreras: Publicidad y Teología, así como también título técnico en Enfermería Geriátrica, en Estados Unidos. A sus 30 años comenzó a practicar diferentes deportes como el atletismo, boxeo y muay thai.[16]

Fue en 2012 que se incorporó al movimiento veganista, fundando un movimiento con el mismo nombre de un libro que publicó: Movimiento Integralista Americano.[17] Dos años después, publicó La Latinoamérica del Führer en Bolivia, donde viajó para generar una conexión más cercana con los veganistas. En 2016 empezó con las teorías conspiranoicas en la serie de libros Proyecto Ovnis, llegando a consolidarse como cineconferencista, es decir, organizadora de proyecciones cinematográficas explicativas; con tinte conspiranoico, por supuesto. Ese mismo año dobló al español el famoso documental Hitler: la historia más grande jamás contada, y más adelante hizo lo mismo con el documental Hellstorm: el genocidio de la Alemania Nacionalsocialista.

Fue nombrada ‘líder latinoamericana’ del movimiento en Bolivia, y su función es formar nuevos líderes, o sea, lavar el cerebro a más jóvenes, para que se unan al movimiento y esparzan la ideología en toda la región. Esto es precisamente lo que la constituye como el elemento más peligroso del grupo después de Pablo Adolfo, algo así como la Goebbels de su Hitler.

Doctrina

El libro desquiciado de los veganistas.

Los veganistas piden a sus nuevos miembros que lean ciertos libros, como Veganismo y El misterio de Belicena Villca. El movimiento se autodenomina ‘un nuevo nacionalsocialismo místico’ y aboga por concebir al ario no como el blanco, sino como el individuo con mentalidad europea, es decir, blanco a nivel sicológico y espiritual y no a nivel racial[18]. Para eso, rescata la runa odal como símbolo en sus brazaletes, banderas y uniformes, y mezcla el arianismo alemán con el hindusmo y esas cosas con las que coincidía la Sociedad Thule, el grupo esotérico original que inspiró en sus comienzos a los asesores de Hitler y que después fue perseguido por el mismo.

Por otra parte, el líder del movimiento, Pablo Adolfo, es considerado el líder metapolítico o ‘inga’[19], herencia del concepto de Führer surgido en el Tercer Reich. Recordemos que en este contexto cada corriente tiene su forma de llamar a su jefe: duce (fascismo), caudillo (falangismo), gran conductor (justicialismo), capitán (Guardia de Hierro), etc. Curiosamente, Pablo Adolfo y los veganistas apelan al revanchismo indígena local, pues al considerarle Inga (que es una forma antigua de escribir el título ‘inca’) buscan simpatía entre los incautos, indigenistas y resentidos que aceptan la Leyenda Negra Española.

Estas pomposidades, fantasías veganistas, y demostraciones paganas de poder le vendrían bien al ‘inca’ Pablo Adolfo en lugar de a Evo Morales.

Los veganistas se inmiscuyen en la semiótica, el estudio de los signos, para fundamentar el uso de runas en su parafernalia indumentaria, principalmente en la odal y la kennaz (nuestra V). Supuestamente se oponen al sionismo y a la sinarquía, además de al Nuevo Orden Mundial. Dicen levantar ‘estandartes virginales y católicos’, pero poco o nada tienen de católicos, pues reivindican a Lucifer abiertamente. Por otro lado, el saludo veganista se hace extendiendo el brazo paralelamente al cuerpo, con los dedos índice y medio levantados y los demás contraídos, diciendo a la vez ‘¡fuerza y honor!’.[20]

Pablo Adolfo afirma que los veganistas creen en ‘el poder de lo nuevo’ y que las mujeres son ‘el futuro de la revolución’. En este sentido, el género femenino tiene el potencial de germinar una ‘Organización No Gubernamental Nacional Católica Virginal e Incorruptuble’, que por supuesto, sabemos que nada tiene de católica. Asimismo, consideran a los judíos como corruptores de la humanidad, mediante artimañas como la ideología de género[21] (cosa que en parte es cierta).

Pablo Adolfo tiene una forma de hablar que busca confundir a los medios de manera muy astuta: « No es que seamos nazis sino que sabemos la verdad, la verdad que el mundo ha escondido, porque le mundo, los medios de comunicación, en su totalidad los grandes medios de comunicación, están dominados por los judíos».[22] Lo curioso es que para el líder veganista, muchos veganos y vegetarianos son ‘comunistoides’, puesto que creen en la verdad oficial sobre el Holocausto y otros temas cuestionables.

Adicionalmente, Pablo Adolfo recalca que en cuestiones de alimentación, la mayoría de los miembros del movimiento siguen una dieta habitual, a pesar de que se oponen al maltrato animal, al que ven como consecuencia de la masificación del consumo de animales de granja. El grupo prefiere apoyar la creación de leyes para dar vida digna a los animales, ya que ‘no podemos hacer nada no comiendo carne’.[23]

Controversia

Intento de crear una ‘diablada veganista’.

En enero de 2010[24], los veganistas intentaron crear una ‘diablada veganista’ para el carnaval de Oruro en Bolivia. La diablada es una danza folclórica en la que, mediante vestimenta típica y colorida, se representa a los diablos y a los ángeles luchando unos contra otros. Este nuevo estilo pretendía honrar a la inventada Virgen de la Vega, lo cual provocó la expulsión de los veganistas del acto.[25]

Mezclan, además, mitos geográficamente incompatibles (amerindios y nórdicos), cruzando términos como Tiwanaku y vikingos. Conciben a una virgen de piel blanca y rubia de los Andes llamada ‘Agatha’, entre otras perplejidades.[26]  Particularmente, el movimiento ha sido duramente criticado mediante la prensa cruceña, al oriente de Bolivia, en un artículo que señalaba irrisoriamente su contradicción ario-mestiza y sus delirios ufológicos. [27]

Los veganistas son cuestionado por apelar a versiones distintas de la historia, como la tesis de que el 11-S fue un autoatentado del Mossad, que el Holocausto fue una farsa para justificar la existencia de Israel y que los alienígenas llegan a la tierra el primer jueves de cada mes.[28] Si bien es cierto que algunas de estas cosas tienen cierto grado de verdad, todo lo relacionado con la mística y la ufología es descartable y mera fantasía.

Puntualmente, el veganismo difunde temas controversiales de manera muy miscelánea y hasta contradictoria, pues si bien es cierto que los gobiernos mundiales y las multinacionales tienen razones de sobra para ocultar información, tampoco es como si hubiera una trama en la que ciertamente están inmiscuidos los extraterrestres y la mitología nórdica. Es por esto que los veganistas adquieren notoriedad: su manera excéntrica de tocar ciertos temas para llamar la atención mediática, una táctica que ya usaba antes George Lincoln Rockwell en EEUU con el American Nazi Party, revindicando a Hitler por fuera pero siendo un ciudadano común por dentro.[29]

Veredicto

Estos dos señores no son tan inocentes como parecen.

Como habremos notado, el movimiento veganista es una estafa intelectual que viene en envoltorio jugoso para muchos disidentes hispanoamericanos. Estos individuos no son tontos, pues traen entre manos toda una serie de artimañas para engañar a la gente bajo conceptos tramposos y ambiguos como ‘metapolítica’ (utilizado también por los eurasianistas) e ‘hiperbóreo’ (usado también por los neonazis).

Los veganistas no solo son rechazados por la opinión pública (y aceptados por algunos círculos disidentes de Internet), sino también por los mismos fanáticos hispanos del nazismo. Quienes más los rechazan son los católicos y protestantes, ya que su simbología rúnica y mitología nórdica constituyen un sinsentido muy macabro. Hay incluso neonazis paganos que cuestionan su concepción amorfa de la cultura nórdica, ya que mezcla a ‘los indios’ con ‘los arios’.

El movimiento veganista no es de fiar, y es recomendable mantenerse lo más alejado posible, si no guardando una distancia saludable. Sus ideas van más allá del paganismo: los veganistas son satanistas, representan un peligro para el bien común. Podrá agradar a más de un ateíto edgy con ganas de jugar a la incorrección política, pero en el fondo estas cosas siempre terminan en algo más oscuro de lo que parece.

[1] Metapedia, Nimrod del Rosario.

[2] Cristina C. Ugidos, Veganistas: la legión sale a la luz. Diario La Razón. La Paz, 3 de enero de 2011.

[3] Metapedia, Pablo Adolfo Santa Cruz de la Vega.

[4] Pablo Adolfo Santa Cruz de la Vega, 10 aniversario del Movimiento Veganista de Bolivia. Lagartos Extrauniverses, 27 de diciembre de 2019.

[5] Enlace Judío México, El veganismo y la virgen neonazi intentan establecerse en México. Enlace Judío, 20 de junio de 2013.

[6] Cristina C. Ugidos, op. Cit.

[7] Cristina C. Ugidos, op. Cit.

[8] Ídem.

[9] Ídem.

[10] Redacción Crónica Directo, Los nazis veganos, el movimiento que aspira a crecer en Sudamérica. Crónica Directo, 30 de octubre de 2018.

[11] SDPnoticias, Cuando creías que lo habías visto todo… llegan los «nazis veganos». SDPnoticias.com, 5 de noviembre de 2018.

[12] Bajopalabra, Nazis veganos, nuevo movimiento que cobra fuerza en Sudamérica. Bajopalabra, 5 de noviembre de 2018.

[13] Enlace Judío México, op. Cit.

[14] Manuel Miranda, Un grupo ultranacionalista desembarcó en Chubut y dice que está dispuesto a “luchar”. Diario Jornada, 4 de septiembre de 2011.

[15] Ídem.

[16] Metapedia, Andrea Victoria Cano.

[17] Movimiento Veganista Emergende de Chile, Licenciada Andrea Victoria Cano. Movimiento Veganista Emergende de Chile, 29 de abril de 2019.

[18] Ídem.

[19] Itahisa Hernández, Los nazis veganos: el loco movimiento ha llegado para quedarse. Los Replicantes, 24 de julio de 2018.

[20] Strambotic, Y cuando creías haberlo visto todo llegan los… ¡nazis veganos!. Público.es, 23 de agosto de 2018.

[21] Ídem.

[22] Urgente.bo, Un boliviano lidera un movimiento veganista y antijudío. Urgente.bo, 30 de julio de 2018.

[23] Ídem.

[24] Pablo Adolfo Santa Cruz de la Vega, La diablada veganista. Acciones Metapolíticas Americanas, 14 de enero de 2020.

[25] Tenshi Anime Fullangel, ALERTA NEONAZIS EN LA PAZ!. Ajayu, 17 de septiembre de 2013.

[26] Ídem.

[27] Christian Andrés González Calla, ¿Nazis bolivianos?: Bolivia y la indeterminación doctrinaria 2.0. Diario El Día. Santa Cruz de la Sierra, 11 de agosto de 2018.

[28] Strambotic, op. Cit.

[29] William Pierce, On George Lincoln Rockwell. National Vanguard, 13 de septiembre de 2015.

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