Perú es un país subdesarrollado lleno de pobreza y muchos problemas de atención inmediata como falta de comida y agua, un sistema de salud convulsionada y además de eso sobre población en la capital, despoblación en el resto del país y por supuesto inseguridad generalizada. Sin más, es un país del tercer mundo, «subdesarrollado», no es ni de lejos el peor de esto países, pero sigue teniendo estos problemas sin solucionar que requieren la atención de los gobernantes, sigue teniendo problemas reales e inmediatos. Le sumas a un país como Perú la pandemia del coronavirus forzando a lo que es básicamente una cuarentena nacional en la que mucha gente que vive al día no puede trabajar y pues la situación se vuelve aún mas critica y de emergencia: el Estado tiene que poner todo su poder y concentración para poder resolver la situación y evitar que se le salga de las manos, que es la razón por la cual tenemos un partido político con representación en el congreso buscando aprobar una ley sobre identidad de género para defender a transexuales y transgeneros, es un problema que un país del tercer mundo en medio de un crisis simplemente tiene que resolver ya ¿no?
Mientras tenemos monjas confeccionando mascarillas, curas y laicos repartiendo comida, la policía y el ejercito tratando de mantener el orden y la gente regular viendo como van a sobrevivir no solo el virus sino su precaria situación económica, a las ONGs LGBT y sus políticos no se les ocurre mejor cosa que tratar avanzar su agenda en el congreso, y a un congresista que en vez de apoyar a las fuerzas del orden en una crisis lo que hace es causarles problemas y confusión.
El supuesto acto de discriminación se debe a que Perú implementó restricciones por sexo para los días que se pueden salir; hombres pueden salir a la calle los Lunes, Miércoles y Viernes, las mujeres Martes, Jueves y Sábado, usando como método de verificación lo que diga el documento nacional de identidad, un lineamiento perfectamente razonable y fácil de seguir…excepto para los LGBT, que en vez de entender que estamos en crisis y que hay que hacer sacrificios y ayudar en lo que se pueda a mantener el orden y no hacerle el trabajo más difícil a los gendarmes que se exponen todos los días al virus, deciden es armar berrinches y poner sus caprichos de «autopercepción» por encima de la seguridad de todos. Han mostrado que son unos enfermos mentales peores de lo que ya sospechábamos; son completamente egoístas y caprichosos, incapaces de ceder en algo tan sencillo como atenerse TEMPORALMENTE a lo que diga en su documento de identidad mientras el país está en crisis. No les importa nada, no son capaces de ceder o llegar a compromisos, no se puede dialogar con ellos.
La bancada progre en vez de pedir disciplina entre sus propias filas en medio de una crisis real lo que hace es joder a la policía mientras busca avanzar su agenda política en el congreso, poniendo en riesgo no solo a los policías sino a los mismos LGBT que dice defender. El progresismo en el primer mundo tendrá «sentido», porque no tienen problemas reales y se los inventan, pero un progre en el tercero es el ser más desconectado del contexto en el que vive que pueda existir. Simplemente no pueden poner la cabeza en la realidad o problemas reales, viven alienados en las nubes de las agendas de países más ricos con problemas de países ricos. El progresismo en el tercer mundo es la ideología de gente rica y aburguesada, totalmente ignorante de la situación de vida de sus compatriotas y los problemas reales que se afrontan en nuestras sociedades, no es ningún movimiento idealista luchando por mejorar la vida de nadie, solo expandir su poder y el de sus propios líderes, sus acciones durante esta pandemia lo demuestran.
