Entre Nacionalismo e Hispanismo

Con el surgimiento de distintos movimientos separatistas en México y en España es relevante hablar sobre la estancia hispanista en el separatismo desde tres puntos de vista: el histórico, el religioso y el filosófico/cultural.

Desde el punto de vista histórico concebimos que las guerras de secesión sucedidas en el siglo XIX y XX de las colonias americanas respecto a la metrópoli europea fueron una serie de revueltas y tomas de poder ilegitimas que realizaron las elites locales en contra del Rey para poder hacerse de poder político, tierras y riqueza. Para nadie es un misterio que estas revueltas tuvieron un claro sentimiento anticatólico, antihispano y fue financiado por el eterno enemigo de la Hispanidad: Inglaterra. El ciclo de violencia que generó el desaparecimiento de la monarquía en tierras hispanoamericanas llevo a las continuas masacres de poblaciones indígenas, españolas y africanas que fueron víctimas de este espíritu revolucionario que imbuía a los movimientos separatistas, esto evidenciado en las matanzas de Pasto por el general Simón Bolívar. A esto se añade la lucha de poder que tuvieron los nuevos regentes de las nuevas republicas artificiales con la Iglesia Católica por el control de predios, educación y control político que fue un periodo oscuro por la continua persecución de estos abanderados separatistas a la iglesia y sus fieles en nombre de la Ilustración, la secularización y de los supuestos valores revolucionarios de ese baño de sangre que hoy es llamado como Revolución Francesa. Un ejemplo de esto es la toma de propiedad de la Iglesia por el gobierno colombiano durante el Olimpo Radical, periodo del siglo XIX colombiano donde los liberales se hicieron de poder.

Por lo tanto, podemos decir que estas republicas artificiosas que nacieron del arbitrio de unas elites locales sedientas de poder y financiadas por los enemigos del hispanismo no son legítimas y realizaron una traición clara a la Iglesia Católica y al rey. Así las cosas, podemos decir que el nacionalismo tradicionalista o conservador que rige a muchos latinoamericanos nace de un origen turbio cuando menos pues apoya la legitimidad, continuación y sucesión de un régimen traidor, elitista, anticlerical y antitradicional.

Desde el punto de vista religioso vemos como desde los escritos de Tomás de Aquino se habla de la legitimidad del monarca como un representante que tiene la responsabilidad de cuidar a la comunidad, preservar a la cristiandad y velar por las buenas costumbres. Desde el dogma de la iglesia católica es fácilmente comprobable como el sistema sociopolítico legitimo para gobernar a cualquier comunidad de la cristiandad es la monarquía teocrática porque los nobles y el clero establecerían ciertas restricciones al poder del monarca para evitar que este olvidara su cristiandad y se volviera un tirano o que abusara de su poder frente a los vasallos mediante unas penas injustas. Así, la Iglesia Católica estuvo siempre legitimando y apoyando las decisiones del monarca español frente la toma por las armas que realizaron los independistas americanos. Es evidente que la particularidad que posee el monarquismo es su carácter representativo y unitario respecto a otros sistemas como el comunista, fascista o democrático que por su tinte revolucionario remiten la mayoría de las veces su legitimidad al pueblo y a las masas mientras el sistema monárquico ve su legitimidad en el rey y su cuidado por Dios, podría decirse que el rey hace las veces del Padre de la comunidad y es representante de Dios por lo que matar al rey es un acto iconoclasta que desata un espíritu revolucionario en la población. Por eso vemos como en países de tradiciones republicanas como Francia hay una inestabilidad sociopolítica en tan pocos años, desde 1789 esta nación ha pasado por mas de 4 republicas y 2 monarquías. En la Unión Soviética hubo una sangrienta guerra civil y ni hablar de las vejaciones castristas en Cuba. Mientras que, en Francia la monarquía duró más de un siglo y en Rusia duró unos 300 años aproximadamente.

Desde el enfoque filosófico y cultural advertimos que los sistemas que basan su legitimidad en el pueblo se ven condicionados a los cambios de los deseos populares, a las modas pasajeras y al mandato de un cumulo dividido mandado a chocar entre si por sus intereses particulares. Mientras que cuando la legitimidad se encuentra bajo un monarca hay una representación política directa por la unión religiosa y espiritual del pueblo, lo cual trasciende las lenguas y orígenes. Esto se muestra en la convivencia entre vascos, catalanes y demás poblaciones dentro del Reino de España que por su unidad religiosa y devoción a un rey pudieron convivir y generar una gran civilización a pesar de todas las diferencias entre los distintos pueblos. El sistema monarquista busca la preservación de las comunidades y su florecimiento por el interés que tiene el rey y sus vasallos de perdurar en el tiempo como parte de la cristiandad y no de un sistema secular que solo busca poder o una utopía de un alemán borracho.

Con todo esto en mente podemos concluir que el ser hispanista lleva directamente a desear la unión del Imperio Hispánico bajo la tutela de la Iglesia y de un monarca idóneo para el beneficio de la población en su conjunto y del rey como icono de Dios. Por esto ser nacionalista peruano, colombiano o mexicano es apoyar el anticlericalismo, antihispanismo y un espíritu revolucionario separatista que este mandado a destruirse a si mismo. Ser nacionalista es apoyar la supuesta legitimidad de unas republicas artificiales con fronteras arbitrarias que dividen a un pueblo unido con una cultura e historia común. Por esto, hago un llamado al sentido común y a la congruencia para que seamos consecuentes entre nuestras creencias y cosmovisiones.

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