bolívar lecho de muerte

La última consideración sobre Bolívar

Después de poco a poco haberme ido enterando de distintos y nuevos aspectos sobre la figura de Simón Bolívar gracias a una saludable dialéctica en internet, he ido reconsiderando la figura de Bolívar.

No es necesario explicarle a los Hispanistas que la historiografía oficial que rodea a Bolívar es pura leyenda y mitología, de cierta manera un delirio histórico; pero también he llegado a la conclusión que la versión «real» que varios Hispanistas actuales sostienen es igualmente mitológica pero con el signo contrario, es una demonización de mala fé.

Sinceramente no puedo sostener ya -de buena fe al menos- la idea que Bolívar haya sido un masón consumado, un anticatólico, un vendido a los ingleses y en esencia un anti hispano en general. No pienso que sea sostenible, racional y por ende justo, el achacarle a Bolívar personalmente, a sus acciones durante la independencia e incluso a las independencias mismas el estado deplorable actual de América del Sur, es un total abuso histórico pretender hacer esto y el querer enterrar la cabeza en la arena. Pienso que hemos ido demasiado lejos con Bolívar y las independencias, simplemente no puede sostenerse en buena conciencia tales aserciones y sin embargo…sigue sin gustarme Bolívar. Sigo considerando que más allá de lo que él mismo pensara, al final las acciones pesan más y sus acciones terminaron siendo nefastas para el mundo Hispano, la cuestión es que ahora entiendo cuales en concreto fueron esas acciones nefastas y no son las que los Hispanistas ni Bolivarianistas podrían pensar.

El pecado de Bolívar

El problema con Bolívar o su «pecado», la razón por la cual al final no debe ser ensalzado -pero igual no demonizado- no es la independencia de España, no fue la traición al rey ni el haber fragmentado el imperio o lo que sea, nada de eso. El pecado de Bolívar es que luego no hizo nada con la independencia, no generó un nuevo Imperio Sur Americano que fuera el sucesor del Imperio que resquebrajó. Las independencias en sí no fueron el problema, el problema fue el haber fracasado ahí mismo en generar un nuevo Imperio Hispano en América, en no haber podido generar la Gran Colombia, en no haber generado un contra peso en la América Hispana al mundo anglosajón, el no generar una continuación imperial propia en medio de un mundo de Imperios rivales. Ese es el problema real con Bolívar, que una vez consumada la independencia -un acto bastante grande en si- no pudo concretar ninguna otra acción valiosa a largo plazo. El problema con Bolívar es justamente , en última instancia, el haber «arado en el mar». Ya muerto Bolívar, que nadie más quisiera o pudiera siquiera concretar la misma visión Bolivariana de la Gran Colombia o algo similar, es otro problema un problema al que me parece excesivo echarle la culpa a Don Simón, ese problema ya es «nuestro», de los Hispanos no de él.

Por esto es que aunque hay que evitar demonizar a Bolívar, en última instancia no hay que ensalzarlo tampoco, mucho menos como andan los nacionalista venezolanos, embobados con el pensamiento y refranero de una figura que en última instancia aunque él no lo quisiera ni planeo así, le entregó en bandeja de plata el continente a nuestros enemigos civilizacionales después de su victoria inicial. A Bolívar se le debe el honor y respeto de un digno rival o figura militar, se le debe el honor que conlleva el haber tenido éxito en la guerra, este uno a favor de su causa o no, Bolívar fue de frente, no actuó de manera taimada manipuladora y satánica como actúan los anglosajones desde hace varios siglos.

El pecado de los Hispanos

Ni a Bolívar ni a las independencias se les puede achacar cosas como que doscientos años después Chávez arruinara el país ni que nosotros no hayamos podido despertar y hacerle frente a nuestros retos y taras, pero si se le puede achacar que su fracaso post independencia en crear una nueva estructura imperial nos dejó huérfanos y desamparados a la depredación de los demás imperios realmente existentes de la época, lo cual ha condicionado (pero no determinado) que no hayamos podido hacerle frente a los imperios del presente.

Al final, el pecado o todos los males del mundo Hispano desde el siglo XIX se pueden resumir en que somos un pueblo de vocación y abolengo de Imperio Universal pero que insistimos en conformarnos con ser «naciones» y peor aún…repúblicas. La idea de nación nos genera disonancia y esquizofrenia porque fuimos primero Imperio antes que naciones y todo estaba configurado como para seguir siendo Imperio. Mientras no nos demos cuenta de esto, todo nacionalismo Hispano que no busque mandato imperial solo está perdiendo el tiempo.

Nuestro pecado es el desperdicio.

Conclusión

Bolívar no habrá sido realmente masón ni lame botas de Inglaterra ni mucho menos un genocida (absurda proposición); ni los independentistas unos demonios que deben ser anatemizados. No se puede ni debe excluir a Bolívar ni a los demás independentistas del panteón de grandes figuras Hispanas, pero igual su legado no resultó siendo positivo ni su pensamiento particularmente útil para el presente como para estar en consideración y admiración perpetua de este. Recordémoslo como una figura importante de la Hispanidad y por ende de la Historia Universal, pero en definitiva, no sigamos el ejemplo que Caracas dio.

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