Napoleón cansado

Perder no es lo mismo que arruinarse

El reciente aniversario número 200 de la muerte de Napoleón trajo a colación varias cosas interesantes, entre ellas una revisión del legado y reputación de Napoleón. Contrario a lo que se pueda pensar, Francia no está totalmente cegada por Napoleón y algunos sectores tienen apreciaciones negativas de su figura.

En este artículo quiero ofrecer mi argumento en apoyo a desmontar la figura de Napoleón, no como «anti cristo» revolucionario que no creo nuestros lectores necesiten otra explicación sobre esto, sino desmontar la idea o mito de que fue un gran general, Napoleón fue de hecho terrible como general.

Para emitir tal juicio sobre Napoleón no es necesario hacer una análisis detallado y a fondo de la carrera e historia militar de Bonaparte, con ver el final basta y sobra pues terminó no meramente «perdiendo» sino en la ruina, eso es todo lo que se necesita saber para poder pasar juicio, pero añadir que además desertó a su propio ejercito no cae mal.

No interesa que «genialidades» militares haya realizado, no interesa que haya «revolucionado» la guerra de su época ni que ganó una cantidad enorme de batallas, sostener que Napoleón fue de los mejores o el mejor general de la historia por esto es un sin sentido, es la manera de pensar de un nerdo paleto que solo puede pensar en base a pequeños hitos o datos estilo trivia totalmente desconectados o sin visión amplia de la vida. Defender a Napoleón desde estas coordenadas, sin consideración a cosas como que un general debe en última instancia estar guiado por la prudencia, sigue la lógica del hombre soya moderno que sólo valora el «avance tecnológico» o tiene un fetiche con un nicho específico de consumo, sean videojuegos, deportes, armas de fuego o también «la historia» y datos históricos. Es la manera de entender el mundo y la historia del que juega Age of Empires, Crusader Kings o Civilization, no del que trata de entender el mundo y actuar en él.

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Al final Napoleón terminó pasando a los varones franceses por una moledora de carne de una manera cruenta y desconsiderada, ganando un montón de batallas en el proceso, si, pero para perderlo todo al final. No se confundan, lo importante no es que perdiera como tal, todo el mundo pierde, ningún general gana todas sus batallas o todas las guerras, el problema es que Napoleón eventualmente trajo la ruina con sus acciones, y arruinarse es completamente distinto a meramente perder. Alguien que simplemente pierde una pelea sin arruinarse puede pelear y ganar en otra ocasión o continuar viviendo por su cuenta, el que se arruina no, el que cae en la ruina se destruye por completo. Perder no es igual a arruinarse.

El perder se puede deber a muchos factores independientes a la persona o al líder, pero la ruina en temas militares o de política siempre viene es por falta de criterio y prudencia en el liderazgo, entonces es absurdo decir que un general que se arruinó por no ejercer la prudencia tiene cabida entre los mejores de la historia, pues la prudencia es la virtud más importante en las posiciones de liderazgo, no las batallas ganadas, como si se tratara de una partida de Call of Duty, o de número «disrupciones» como si fuera un startup de Palo Alto. Pero, a ver ¿Realmente se puede llegar a una conclusión así con sólo ver el final, acaso la última vuelta de una carrera lo es todo, no es importante el medio también? La respuesta es que la última vuelta lo es todo si la carrera termina en la ruina para el corredor, si la última vuelta termina en la destrucción misma del circuito o de los corredores, entonces sí, no necesitas ver nada más. Si no termina en ruina lo que pasa en el medio tiene importancia, del resto no. Repito: arruinarse no es lo mismo que perder, para arruinarse hay que perder, pero perder no es siempre arruinarse.

Napoleón no fue un «don nadie» o un imbécil totalmente incompetente sin mérito alguno, siempre para llegar al poder y comandar hombres se necesita tener cierta grandeza, valor y talento; poner a temblar a príncipes europeos no es cualquier cosa ni lo logra cualquiera, pero la figura de Napoleón está totalmente agrandada por los mitos y sesgos de la modernidad, tanto los ilustrados como los provenientes de la hegemonía anglosajona a la que le encanta inflar a los rivales a los que si derrotó mientras que entierra o ignora a los que no pudo derrotar directamente -como a España o el mundo Hispano en general.

Napoleón pertenece al mismo panteón mitológico que Hitler, ambas figuras de cierta importancia histórica pero cuya preeminencia y fama sostenida hasta la actualidad proviene más de la mitología historiográfica de los que los derrotaron que al mérito propio de ellos como comandantes o líderes. Hitler fue un líder Alemán más, igual que Napoleón lo fue de Francia; lo lamento pero «poner a temblar a Europa» por un par de años no es suficiente para ser de los mejores generales de la historia, no sin haber demostrado prudencia al no terminar en la ruina.

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