¿Quién es Camacho y cuál es su ideología?

Recientemente Bolivia estuvo en el ojo de la tormenta por las protestas que provocaron la renuncia de Evo Morales al poder, y uno de sus protagonistas fue Luis Fernando Camacho. Lo que sucedió en el país no fue un golpe de Estado, sino un paro cívico lleno de descontento contra el establishment y liderado por este personaje tan crucial durante la cruzada. ¿Quién es este hombre y cuál es el trasfondo en su praxis política? Lo averiguaremos a continuación.

Nació el 15 de febrero de 1979 en Santa Cruz de la Sierra, hijo de José Luis Camacho Parada, notable empresario. Ambos, padre e hijo, fueron alguna vez presidentes del Comité Cívico Pro Santa Cruz, una organización que agrupa a diversas instituciones y empresas para defender los intereses del oriente boliviano. Y no, a diferencia de lo que pulula la narrativa del zurdaje, el comité no es fascista: no defiende el Estado Corporativo, no promueve la alianza de clases ni se opone a la hegemonía estadounidense en los asuntos internos de su país, como haría Benito Mussolini.

Durante los 21 días de protesta contra el fraude electoral de Evo Morales en 2019, Camacho protagonizó el liderazgo a pesar de no haber sido candidato presidencial. En un principio, según anunciaba, no tenía intenciones políticas con ello. Sin embargo, a comienzos de diciembre anunció abiertamente que participaría de las próximas elecciones presidenciales como candidato.

Actualmente, Camacho se perfila como un líder joven, diferente de la vieja clase política de boomers obsoletos que juegan con el poder en Bolivia. Sin embargo, a pesar de ser un ‘outsider’ al igual que Donald Trump, presenta muchas dificultades para ganar la credibilidad de la gente, debido a sucesivos altercados que pusieron en jaque su reputación.

A continuación, veremos su trayectoria política en diversas etapas y desglosaremos su posición ideológica a partir de su discurso y obras.

Comité Cívico Pro Santa Cruz

Miembros del comité en conferencia de prensa.

Históricamente, el gobierno de Bolivia ha sido centralista (como muchos en Hispanoamérica) y ha abandonado la mayoría de sus regiones, lo que provocó una frágil soberanía. Desde los años 50, con la creación del Comité Pro Santa Cruz, se ha logrado un mayor desarrollo para Santa Cruz, uno de los tres departamentos de la zona tropical del país.

Gracias a las protestas y movilizaciones convocadas por el comité, como las luchas cívicas por el 11% de las regalías petroleras en 1957, Santa Cruz ha logrado muchas cosas. Una de ellas es la mejor distribución de la riqueza para la población, mejor conexión caminera con el resto del país e industrialización y modernización agropecuaria.

El abogado Melchor Pinto Parada fue una figura clave en estas luchas cívicas, ya que su papel como 6º presidente del comité lo ejerció con toda la gallardía del mundo. Sin embargo, la institución no está exenta de episodios oscuros, ya que desde sus inicios estuvo manchada por las logias criollas.

Las logias criollas son grupos de poder de gente rica que, más que en la parafernalia ocultista, se centran en hacer mucho dinero. A diferencia de las logias masónicas, que obedecen a Londres, estos grupos de poder son regionales y promueven una visión localista del poder político, económico y social.

Sin embargo, si bien las logias criollas son regionales, es decir, enfocadas en moverse en el oriente boliviano, sí hay varios miembros en ellas que son masones. Las 2 logias criollas que protagonizan esta situación irregular de no-afiliación a Londres se llaman Toborochi y Caballeros del Oriente.

Medallón de bronce, utilizado por la logia Caballeros del Oriente antes de su división en 1981.

Como explica Reymi Ferreira, docente universitario y exministro masón de Evo Morales que publicó 2 libros contra los miembros de las logias cruceñas: «Hay que admitir que a partir del 2000 se da una apertura de las logias, que dejan los ritos, o por lo menos pasan a un segundo plano. Muchos empiezan a militar en la masonería, sobre todo los Caballeros del Oriente».

Luis Fernando Camacho es miembro de la logia Caballeros del Oriente, y esto no es especulación o rumor, sino más bien una realidad. Se sabe que en las logias, sean masónicas o no, la presión familiar influye mucho, ya que ser miembro de estos grupos es motivo de prestigio y reputación. En su libro Las logias en Santa Cruz: segunda parte, Reymi Ferreira detalla la Operación Amanecer Oriental, un hecho de corrupción en el que tomó protagonismo el padre de Camacho, don José Luis, dueño de una empresa gasífera llamada SERGAS.

Adicionalmente, se sabe que Luis Fernando Camacho está involucrado en los Panama Papers, investigaciones que demuestran que él ayudó a varias personas en la evasión de impuestos. Él había creado 3 sociedades como intermediario: Medis Overseas Corp., Navi International Holding y Positive Real Estates.

¿Por qué esta situación fue tan poco influyente para que el público apoyara después a Camacho? Por dos motivos principales. Uno de ellos es la esencia misma de las republiquetas latinoamericanas: viveza criolla, democracia liberal, la corrupción como estilo de vida, etc. Si un corrupto como Sebastián Piñera logró ser presidente de Chile en 2010 y 2018 a pesar de haber mentido descaradamente en sus campañas durante los años 90 y Alejandro Toledo en Perú a inicios de los 2000, nada es imposible.

La segunda es que el oriente boliviano tiene una característica particular que lo diferencia del resto del país: el estilo de vida muy amistoso. Sus habitantes, los cambas, actúan como si vivieran en un ambiente pueblerino de suma confianza: todos son amigos, se conocen, se perdonan, se abrazan y beben juntos. Existe cierta legitimación del poder regional con base en una jerarquía de relación vertical amistosa entre los patronos y los siervos.

Esto en principio no es malo, pero si dichas relaciones se fundamentan en valores negativos como el nepotismo, el cohecho y la evasión de impuestos, es mala señal. En parte, esa actitud de relación amistosa se debe a que Santa Cruz de la Sierra creció muy rápido: en 1992 tenía unos 900,000 habitantes, y en el censo 2012 registró casi 2 millones de personas. En consecuencia, la gente siguió relacionándose entre sí como si viviera en un pueblo y no en una ciudad propiamente dicha.

En fin, el punto es que cada 2 años, el Comité Pro Santa Cruz elige a su presidente mediante votación de sus miembros. Algunos líderes que destacan en la historia reciente de la organización son el actual prefecto Rubén Costas y el exiliado político durante el régimen socialista Branko Marinkovic. Camacho fue elegido presidente del comité en febrero de 2019, y desde entonces ha ejercido un liderazgo relativamente pasivo hasta que sucedió algo terrible a mitad de año.

Durante todo agosto y septiembre, ardieron en llamas muchos bosques y pastizales en el oriente boliviano, principalmente en la Chiquitanía, lugar de importancia histórica por las misiones jesuíticas que el Imperio Español sentó allí. Estos incendios fueron provocados por varios motivos, entre ellos el clima seco desfavorable para la conservación del ecosistema, pero sobre todo, las acciones deliberadas del gobierno de Evo Morales para mermar esa zona a su favor.

El 10 de julio, Evo había firmado un decreto que autorizaba las quemas y desmontes en la Chiquitanía para uso agropecuario. Esto beneficiaba principalmente a 2 sectores: los campesinos seguidores de Evo, mejor conocidos como ‘masistas‘ (por el partido de Evo, MAS, Movimiento Al Socialismo) y a los empresarios ganaderos, también aliados de Evo.

Los incendios favorecieron los campesinos porque así estos podrían consolidar el proceso de colonización del oriente por el poder andino del occidente, etapa iniciada años atrás bajo conducción del gobierno. A los ganaderos porque así podrían tener más terreno para alimentar a sus animales y exportar carne a China, venta que se realizó descaradamente justo cuando sucedían los incendios.

El activismo ciudadano fue el protagonista en las denuncias de esta barbarie, y el Comité Pro Santa Cruz tomó el liderazgo casi al final de los acontecimientos, consiguiendo así convocar un cabildo en la ciudad el 4 de octubre de 2019. Esta concentración masiva dio voz a varias personalidades clave en la lucha contra los incendios, como activistas, bomberos y hasta al rector de la universidad estatal de La Paz, Waldo Albarracín.

Esta respuesta tardía del comité es una pista para descubrir la orientación ideológica particular de Camacho: la derecha liberal. La complicidad con los intereses de los grandes empresarios en el oriente representa una validación de la ideología del libre mercado, además de una perpetuación del orden obsoleto existente sobre todo en el departamento de Santa Cruz. Sin embargo, esto no fue percibido a todas luces por la población, por lo que los hechos continuaron sin mayor impacto.

Fue así que poco a poco Camacho iba adaptándose a la necesidad de liderazgo que clamaban los cruceños, y que se solidificaría más adelante con el fraude electoral de las elecciones generales del 20 de octubre. Ese día, el conteo de votos se detuvo sin llegar al 90% del escrutinio, y la población nacional enfureció al punto que tres días después se convocó a otro cabildo en Santa Cruz, donde se determinó paro cívico indefinido en todo el departamento. La medida se acató igualmente en otras ciudades y regiones del país con el paso de los días.

Revolución de las ‘pititas’

Camacho tuvo que usar un chaleco antibalas cuando fue a La Paz para evitar que lo asesinen.

Dato: se denomina Revolución de las Pititas a las protestas contra el fraude electoral de Evo Morales durante octubre-noviembre de 2019 debido a que Evo se burló de las mismas el 24 de octubre de que había «dos, tres personas amarrando pititas». ‘Pititas’ es diminutivo de ‘pitas’, como se le dice en Bolivia a las cuerdas delgadas o agujetas. El paro cívico nacional se llevó a cabo acompañado de bloqueos en las calles con llantas y cuerdas gruesas para evitar el paso de vehículos. Fin de la pausa.

Este paro cívico exigía principalmente que se declare segunda vuelta electoral entre los candidatos Evo Morales y Carlos Mesa. Con el paso de los días, la negativa del gobierno iba provocando más descontento en los bolivianos, y los objetivos del paro iban cambiando. Así, más adelante en otro cabildo, Camacho exigió nuevas elecciones con otro Tribunal Supremo Electoral (TSE), más imparcial y profesional.

Sin embargo, ante esta negativa, Camacho decidió apostar por más, y el 1º de noviembre resuelve en un paro cívico llevar una carta de renuncia a La Paz para que Evo la firme y pueda haber otro gobierno. Sin embargo, entre idas y venidas por diversas razones (cerco al aeropuerto de El Alto, terquedad de Evo y su gabinete, etc.) esto no se hacía posible.

Un hecho ideológico clave en este contexto fue que Camacho prometió devolver la Biblia al Palacio Quemado. Esto demostró su voluntad radical de oposición al gobierno izquierdista de Evo por 2 razones. La primera es su intención de erradicar (aunque sea simbólicamente) el paganismo indígena andino del gobierno. La segunda es regresar al viejo orden republicano (la Bolivia de Evo fue un Estado Plurinacional), representado simbólicamente por el Palacio Quemado, en lugar de la ‘Casa Grande del Pueblo‘, millonaria construcción en la que el gobierno había desperdiciado recursos para evitar el ‘edificio colonial’ original desde donde se gobernaba.

De esta manera, Camacho iba consolidando su postura radical religiosa, algo muy positivo para los que defendemos la cristiandad. Sin embargo, esta es una visión muy superficial de las cosas, ya que lo que en realidad ocurría era que Camacho estaba siendo funcional al protestantismo, que para nada representa a la verdadera cristiandad por la que abogamos los católicos.

Durante los numerosos cabildos que se realizaban en la ciudad de Santa Cruz en el paro cívico, hubo protagonismo de las sectas protestantes denominadas ‘evangélicas‘. Oraciones interreligiosas, cantantes jóvenes protestantes, prédicas de pastores y demás elementos de apostasía socavaron la verdadera lucha por la cristiandad en un absurdo intento por conciliar a ambos grupos espirituales.

«¡Pero Camacho consagró a Bolivia a la Virgen María!», y sí, esto no lo hacen los protestantes. No obstante, hay otra trampa aquí: todo católico acepta la veneración de María, madre de Jesús; ergo, alguien que no acepta a María pero sí a Dios solo puede ser protestante. Y hay un punto medio entre ambos: los carismáticos‘ un grupo neopentecostal que goza de amplia aceptación en el oriente boliviano.

En un mensaje público con su voz, Camacho afirmó la necesidad de tocar el shofar, instrumento utilizado en el Antiguo Testamento; los protestantes hacen énfasis en elementos de esta parte de la Biblia. Además, en dicho mensaje Camacho saludó con la palabra ‘shalom‘, utilizada exclusivamente por los judíos, a quienes tanto adoran los protestantes modernos.

Y por si fuera poco, más adelante, el 9 de febrero de 2020, Camacho y sus seguidores entraron en la iglesia de Cotoca, municipio vecino de Santa Cruz de la Sierra. En esa entrada, la gente oró por Camacho y vitoreaba el canto neopentecostal carismático de «Camacho será bendecido porque el Señor ha derramado su amor«. Este es un canto típico de La Mansión, un centro neopentecostal dedicado a promover al movimiento carismático en Santa Cruz.

Camacho se arrodilla en un acto de oración interreligiosa católico-protestante, en el escenario del altar chiquitano, construido en 2015 para recibir al papa Francisco a los pies del monumento al Cristo Redentor.

Otra de las mayores fallas del líder cívico fue decidir postularse a las próximas elecciones presidenciales, semanas después de haber aclarado mediante una publicación en Facebook (que luego borró) que no se postularía a las mismas. Esto lo hizo el 29 de noviembre, casi diez días después de la renuncia de Evo a la presidencia.

Por supuesto que para eso Camacho tenía que renunciar al comité y así lo hizo, dejando en la presidencia a su ‘vice’, Rómulo Calvo, evidentemente más incapaz que él. De esta manera, dejó huérfanos de liderazgo a los cruceños, quienes temían un regreso de Evo Morales al poder y necesitaban un ciudadano comprometido como él; pero les falló.

Más adelante, se rumoreaba que su candidato a vicepresidente sería Marco Pumari, líder del Comité Cívico Potosinista, organización homóloga al Comité Pro Santa Cruz, pero en defensa de los intereses del departamento andino de Potosí, también olvidado por el centralismo paceño. Sin embargo, el 9 de diciembre se difundió en los medios un audio en el que Pumari pedía a Camacho 250,000 dólares y el control de las aduanas como requisito para ser su candidato acompañante.

Esto mermó las relaciones entre ambos e hizo ver a Camacho como un completo traidor y a Pumari como un corrupto hambriento de poder y venganza. A pesar de eso, más adelante, el 31 de diciembre Camacho anunció que Pumari sería su candidato a ‘vice’, ya que ambos se habían reconciliado; esto fue motivo de muchas burlas y hasta decepciones en las redes sociales.

De esta manera, Camacho cerró un 2019 lleno de humillación y vergüenza, ya que opacó la credibilidad que le tenían muchos bolivianos por haber unido oriente y occidente, llanos y andes, en contraposición a la clásica costumbre del poder cruceño de enfocarse en la popularidad regional. Pero Camacho insistiría e insistiría hasta llegar adonde está hoy, como candidato a presidente en miras a competir contra los líderes de otros partidos y agrupaciones políticas: Luis Arce (MAS), Carlos Mesa (CC) y Jeanine Áñez (Juntos).

Lo positivo de Camacho fue que consiguió desatar la furia de los progresistas, cuyas denuncias y paranoias estaban (y siguen estando) completamente infundadas. Los progres critican a Camacho por las razones equivocadas: es religioso, es empresario exitoso, es cruceño, etc. Pocos son los progres coherentes que señalan su silencio ante los incendios de la Chiquitanía y ninguno ve nada de negativo que él pertenezca a una logia.

Con sus críticas, los progres solo dan a entender que sienten un odio visceral hacia los religiosos, a pesar de que estos conforman la mayoría de la población boliviana. Además, sienten conspiranoia ante el hecho de que un blanco (mestizo en realidad, pero superficialmente blanco) y de una región tan ‘derechista’ y ‘conservadora’ como Santa Cruz, goce de amplia popularidad en el país.

Hay además algunos hechos sumamente graciosos respecto a estas denuncias: la acusación de ‘racista‘ y ‘antiderechos‘. En ningún momento de las protestas Camacho manifestó racismo: no dijo «muerte a los collas» (andinos) o «me cago en los negros»; más bien unió a los bolivianos en torno a un objetivo común, que era sacar a Evo del poder. Y respecto a lo otro, los progres señalaban que por su pasado Camacho era partidario de los pro vida y que, por tanto, estaba en contra del ‘derecho a decidir‘ abortar. ¿Es eso malo?, ¿o es mejor defender el asesinato impune de bebés por cuestiones ideológicas?

Lo más ridículo y que demuestra el nulo conocimiento histórico de los progresistas es que quitaban legitimidad al liderazgo de Camacho, pues decían cosas como «¿y a este quién le dio autoridad?«, «¡él se autoproclamó líder!«. En otras palabras, los progres no conocían la naturaleza institucional del comité cívico y en qué se funda su existencia, ni tampoco la función del cabildo como institución de consulta popular, que data de la época virreinal del Imperio Español.

A pesar de ello, hay que destacar que los progres no fueron los únicos críticos de Camacho, sino también los masistas y la gente coherente. Obviamente, los masistas también lo criticaban por las razones equivocadas: su ciego apoyo al socialismo del siglo XXI los llena de rencor y envidia hacia el que trabaja y esfuerza. Además, su claro racismo anti camba sale a la luz cuando atacan a los bolivianos del oriente por simples y puras ganas de hacerlo.

Por otro lado, quienes únicamente tenían razón eran las personas coherentes, mayormente de la oposición al gobierno del MAS. No tiene nada de malo que Camacho tenga mucho dinero, pero adonde hay que apuntar la crítica es a cómo lo consiguió, y es ahí donde algunos aciertan. Sin embargo, ese no fue el punto de enfoque de las críticas, sino más bien la pobre estrategia política y constante cambio de discurso del candidato.

Es y seguirá siendo cierto que Camacho cometió muchos errores estratégicos y que no fue constante en su discurso ‘en pro de la democracia’. Negoció 2 ministerios con Áñez, mandó a cerrar la cuenta de un periodista que lo criticó. Pero además, levantaba falsas expectativas y decepciones con sus audios, anuncios de alianzas y otras artimañas que demostraban su mal asesoramiento.

Elecciones 2020

Ilustración izquierdista que refleja la paranoia de los progres respecto al liderazgo en ascenso de Camacho.

El 3 de enero de 2020, el TSE fijó como fecha para las próximas elecciones generales el 3 de mayo, con nuevos vocales electorales que garanticen transparencia institucional. Las semanas pasaron y había incertidumbre sobre quiénes serían los candidatos, hasta que llegó el plazo para presentar alianzas, el 24 de enero, y Camacho decidió que Pumari y él se agruparían bajo la alianza política Creemos.

Esta agrupación tiene un nombre con doble sentido: creemos en el sentido imperativo de ‘crear’ y en el indicativo de ‘creer’. Lo primero porque se propone innovar en la arena política lejos de los viejos grupos de poder, y lo segundo porque se perfila como la única opción abiertamente religiosa (o mejor dicho, protestante, porque la única religión verdadera es la católica).

Marca de la agrupación de Camacho.

Además, la marca misma de la agrupación presenta elementos con doble sentido: es una cuerda y a la vez un pez. Es una cuerda cruzada que representa a las ‘pititas’, símbolo del paro cívico que quitó a Evo Morales del poder. Es un pez en referencia al ICHTHYS cristiano, un símbolo que representaba a la iglesia primitiva, perseguida por los romanos en los primeros tiempos de nuestra era, pero que actualmente se encuentra secuestrado por protestantes.

También cabe destacar que el símbolo está dentro de un hexágono, una clara referencia a la Estrella de David, emblema de Israel, país al que lamen las suelas los protestantes. Y por último, los colores verde y rojo son una referencia a los predominantes en las banderas de Santa Cruz y Potosí, departamentos de origen de los candidatos Camacho y Pumari; esto representa la unión entre oriente y occidente. A pesar de eso, actualmente predomina una versión multicolor de la marca, para representar ‘más diversidad’.

La alianza Creemos está conformada por los partidos Acción Democrática Nacionalista (ADN), Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Los tres representan a los clásicos boomers bolivianos que viven de la política, aunque al parecer es solo un apoyo nominal que no implica a la estructura entera de dichos partidos.

El ADN fue fundado por el gral. Hugo Banzer, dictador entre 1971 y 1978 que gobernó Bolivia bajo las directrices del Plan Cóndor estadounidense. La UCS es el partido de Jhonny Fernández, quizás el más corrupto y descarado de los políticos cruceños, quien llegó a ser alcalde y dijo una vez «no roben, pero saquen algo«. Y el PDC era el partido por el que había postulado a las elecciones de 2019 a Chi Hyun-Chung, médico y pastor presbiteriano de la secta coreana Moon, y obtuvo un 8% de los votos, logrando así el tercer lugar. Este año el PDC expulsó a Chi, quien actualmente se postula a la presidencia por el Frente Para la Victoria (FPV).

Las aspiraciones al poder de Camacho quedaron truncadas cuando la presidente interina, Jeanine Áñez, anunció ese 24 de enero que también se postularía a la presidencia en las elecciones de 2020. Áñez, quien ya tenía el apoyo de muchos por su labor profesional y su compromiso con el periodo de transición democrática, causó mucha preocupación en el país, debido al temor generalizado de que se divida el voto. Más candidatos opositores al MAS equivaldrían a más dispersión del voto y por tanto a un posible regreso del MAS al poder, que eligió como sus candidatos al ex ministro de economía Luis Arce Catacora y al ex canciller David Choquehuanca.

Esta ruptura fue muy importante porque significó una división en la estructura misma de la oposición boliviana al MAS. Áñez, beniana, oriental y camba como el cruceño Camacho, había traicionado esa amistad que quedó sellada aquel 12 de noviembre en el que se la proclamó presidente interina, acompañada del líder cívico en el balcón de Palacio Quemado.

Camacho había negociado con Áñez la incorporación de algunos amigos suyos a su gabinete presidencial. Uno de ellos era Jerjes Justiniano Atalá, abogado de Camacho, quien llegó a ser ministro de la Presidencia, y el otro era Fernando López, su asesor, quien llegó a ser ministro de Defensa.

He aquí las encuestas que revelan las preferencias de los bolivianos por los candidatos a presidente:

Primera encuesta nacional sobre intención de voto, publicada el 17 de febrero de 2020.
Segunda encuesta nacional sobre intención de voto, publicada el 15 de marzo de 2020.

Esto deja en claro 2 cosas, y una de ellas es que no importa lo dura que parezca una lucha ‘ciudadana’, la clase política dirigente de la democracia liberal nunca va a respetar el esfuerzo. Los candidatos no fueron capaces de aliarse bajo un solo frente político: tanto Camacho como Áñez y Mesa son culpables de esta gran oportunidad perdida; igual Chi, que se entromete de nuevo como si nada.

La segunda es que muchos bolivianos, al igual que otros hispanoamericanos, parecen amar al socialismo, pues piensan perpetuar a un partido que durante 14 años mintió descaradamente e hizo lo que quiso con su país. No fueron suficientes los hechos de corrupción, la destrucción del medioambiente o los anuncios de ‘guerra civil’ de los masistas para convencer a los bolivianos de que el MAS es la peor opción. Es como el síndrome de Estocolmo: «más me pega, más me quiere».

Programa de gobierno

Camacho en campaña política.

Pero, ¡eh! A pesar de todo, al menos para consuelo, podemos darnos el gustito de analizar la tendencia política de Camacho, ¿no? Esto no con el fin de ensalzarlo, sino más bien de evaluar qué tan coherente es lo que propone. Bueno, estas son las medidas más interesantes de su programa de gobierno:

1. Reestructuración política

  • Democratización, más participación ciudadana: suena a pura demagogia irrelevante, pero el énfasis en la participación ciudadana demuestra cierta voluntad de incorporar a los colectivos activistas, una novedad en el terreno político nacional.
  • Desburocratización del Estado: No está mal, de hecho, ya que es muy necesario acabar con los trámites engorrosos en muchos ámbitos.
  • Permitir el voto a mayores de 16: una medida muy radical y que corre el peligro de darle mayor voz a los progres.
  • Organizar un máximo de 16 ministerios: siguen siendo muchos y contradicen al punto de la desburocratización.

2. Transparencia

  • Crear Oficina Anticorrupción: esto ya lo hizo el gobierno de Evo Morales y no sirvió; además, también contradice el punto de desburocratización del Estado.
  • Revisión de multas desproporcionadas: un arma de doble filo, ya que en principio plantea reducir el papel del Estado como ladrón de los bolsillos bolivianos, pero conociendo el historial de ocultamiento de fortunas de Camacho, probablemente esto beneficie solo a sus socios.

3. Valores y principios

  • Acciones para superar la violencia de género: conociendo los círculos de Camacho y el caso del abogado Jerjes Justiniano, que defendió a los miembros de ‘la manada’ (5 jóvenes que en Santa Cruz drogaron y violaron a una chica), esto parece muy poco creíble.
  • Creación del Ministerio de la Familia y Juventud: a pesar de que esto contradice la desburocratización, es en parte una medida muy necesaria en una época tan turbulenta y peligrosa para las familias como es la actual, con tantos progres queriendo destruirla mediante la ideología de género y el feminismo abortista.

4. Justicia y seguridad

  • Fortalecimiento del Órgano Judicial: lo novedoso aquí es digitalizar todos los procesos judiciales hasta 2025 para facilitar el seguimiento a procesos judiciales.
  • Mejor tratamiento de los perseguidos políticos y exiliados: para esto se propone suscribir un acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero es contradictorio ya que anteriormente Camacho había utilizado su poder en el Comité Cívico para cerrar la página de Facebook del periodista Carlos Valverde, quien lo criticó señalando su influencia en el gobierno de Áñez sugiriendo ministros.

5. Descentralización

  • Aplicación del Pacto Fiscal: este consenso entre el gobierno central y los demás niveles administrativos, ya con 10 años de vigencia, no ha sido plenamente aplicado, y esta medida coincide con las aspiraciones federalistas de los círculos de Camacho.
Los cruceños han reivindicado el federlaismo a lo largo de su historia: descentralizar al país para implementar las autonomías y disminuir el daño del aparato burocrático estatal.

6. Creatividad, innovación y ciencia

  • Medidores Inteligentes de Electricidad: para que la gente pueda controlar cuánta energía eléctrica gasta, en qué y de dónde vienen los cobros; muy difícil de lograr, tomando en cuenta que (al menos en Santa Cruz) las logias controlan la Cooperativa Rural de Electrificación (CRE), único proveedor de energía eléctrica en la región, y no son precisamente amigas de la transparencia.

7. Economía y oportunidades

  • Liberación total de las exportaciones: facilitar la exportación de productos para que estos puedan competir en el mercado internacional; algo muy necesario tomando en cuenta los engorrosos trámites burocráticos que desincentivaban estas prácticas.
  • Explotación del litio: formalizar hasta 2022 un contrato entre alguna empresa privada y la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) y fomentar la creación de una fábrica de baterías de litio hasta 2025; muy estratégico, tomando en cuenta los intereses de Potosí, zona de donde procede Pumari, el ‘vice’ de Camacho.

8. Medioambiente

  • Plan de Emergencia de Recuperación de la Chiquitanía: coordinar con la gobernación de Santa Cruz y los municipios del departamento la reforestación, repoblación de flora y fauna y reparación estructural a edificios; esto parece más una fachada para tapar la negativa de Camacho de exigir mayores cuidados con el medioambiente a los empresarios ganaderos.
  • Reducción de las quemas controladas: acabar hasta 2027 con la quema para terrenos de cultivo, promoviendo otras alternativas tecnológicas que beneficien la ganadería y la agricultura; nuevamente, no ataca el problema de fondo, aunque esto suena a mejor esfuerzo que lo anterior.
  • Revisión de la colonización indiscriminada del oriente: esto implica mejorar el sistema de dotación de tierra para asentamientos humanos, ya que con los incendios de la Chiquitanía surgió la necesidad de evitar esta colonización en zonas no aptas para el cultivo; definitivamente una medida mucho más efectiva que las 2 anteriores.

9. Desarrollo rural

  • Autorización del uso de biotecnología: promover la producción de soya, maíz, algodón y caña de azúcar mediante un Comité de Bioseguridad pero regulando los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) mediante una ley; estas medidas aterrarán a más de un progre ecologista, lo cual no es bueno ni malo, ya que todo depende de cómo se utilice esta tecnología.

10. Turismo, gastronomía, arte y cultura

  • Fortalecimiento a los elencos musicales: tanto a los que bailan como a los que interpretan música, fomentando su entrenamiento y capacitación y ampliando su cantidad de presentaciones públicas; esto ayudará a recuperar las instituciones culturales secuestradas por la izquierda para promover su posmodernismo.

11. Salud, deporte y beneficios sociales

  • Plan Nacional de Infraestructura Sanitaria: generar nuevos edificios con el equipamiento adecuado para que los médicos puedan atender a diversas regiones del país de la mejor manera posible; esto contrastaría con la insistencia del gobierno del MAS, que prestó poca atención a la infraestructura sanitaria para enfocarse en la inauguración de canchas deportivas.
  • Aumento de la Renta Dignidad: incrementar cada año el monto destinado al bono de los ancianos; esto desde ya es un riesgo para la economía, ya que perpetúa el clientelismo del socialismo del siglo XXI.

12. Educación

  • Ampliar la cobertura del bono Juancito Pinto: favorecer con el bono de Bs 200 no solo a los niños de primaria, sino también a los de ciclo inicial (entre 2 y 5 años de edad); esto, al igual que la Renta Dignidad, es muy riesgoso, pero a diferencia de ella, es absolutamente innecesario.
  • Reforma educativa: mejorar la currícula escolar para reorientarla a las actuales demandas internacionales y del mercado; esto es más que necesario, pero solo será efectivo si se destruye la orientación marxista-indianista del gobierno del MAS, porque mientras eso no suceda, seguimos en las mismas.
  • Nuevas materias escolares: incorporación de 4 materias a la currícula escolar: educación emocional, valores y derechos fundamentales, medioambiente y nutrición; esto es absolutamente innecesario y solo demuestra un alineamiento con la agenda liberal internacional, ya que son cosas que se debería aprender en casa.

Algunas cosas suenan bonitas, otras no tanto, pero es muy necesario tomar en cuenta el contexto para juzgar cada punto de las propuestas de Camacho. Es un candidato como los demás, está rodeado de gente igual de sucia que los demás, y como en toda campaña política: el discurso no garantiza la acción. Lo más probable es que vaya a incumplir con varias de estas propuestas o las redireccione hacia fines inesperados, como haría cualquier candidato liberal.

Conclusiones

Camacho con su característica gorra del Comité Cívico Pro Santa Cruz.

A todas luces, habiendo analizado los pros y contras de la situación, resolvamos la cuestión de Camacho: ¿es mejor que Áñez? Posiblemente. ¿Mejor que Mesa? Bastante. ¿Mejor que Arce? Demasiado. Lo cierto es que, como evidenció con su relativo cambio de discurso a lo largo de estos meses, Camacho no parece representar una esperanza para la hispanidad ni para la cristiandad. Su ideología se en marca en la Nueva Derecha Protestante y perpetúa el funcionamiento del sistema, esta democracia liberal francesa-anglosajona que tanto daño le ha hecho a la humanidad.

De todos modos, puede que convenga que lo apoye quien busque una alternativa contra la izquierda progresista de Mesa y el indianismo comunista del MAS. Áñez también es protestante y coincide en varias cosas con Camacho, pero su candidato a vicepresidente, Samuel Doria Medina, es un meme encarnado, ya que un día dijo que no la iba a apoyar y al día siguiente dijo que sí, como si nada. Además, Doria Medina es pro LGBT y Luis Revilla, alcalde de la ciudad de La Paz, es otro progresista recalcitrante aliado de Áñez.

Quizás por estrategia sí convenga votar por Camacho: es menos condescendiente con el socialismo que Áñez y Mesa La política boliviana es un circo patético típico de nuestras republiquetas hispanoamericanas, pero toca ser prácticos. En este país reina la plutocracia, y mientras no analicemos las cosas como son, no vamos a poder establecer una verdadera crítica constructiva hacia nuestra propia realidad

Bibliografía

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